La criopreservación es una técnica que permite a los pacientes conservar su material biológico (células o tejidos) para poder ser utilizados posteriormente. Tanto la preservación de óvulos, espermatozoides, embriones o tejido ovárico, posibilitan a las parejas distintas alternativas de tratamientos.
La criopreservación es un método que permite congelar células y tejidos para su preservación, a temperaturas de hasta -160°C sin afectar su estructura y funcionalidad.
Actualmente se utiliza la vitrificación.
Es un proceso altamente eficaz y seguro. En el proceso de congelamiento-descongelamiento más del 90% de los embriones continúa su desarrollo in vitro, por lo tanto en menos del 10% de los casos cabe la posibilidad de que no haya transferencia embrionaria o algún embrión no logre recuperarse.
Existe una amplia experiencia en la criopreservación de embriones humanos y hasta el momento la ciencia médica no registra un incremento de alteraciones congénitas o defectos genéticos en los niños nacidos luego de ciclos de congelación y descongelamiento de los mismos.
Está demostrado que las tasas de éxito en ciclos con embriones en fresco y congelados son similares por lo que resulta una alternativa muy útil ante las situaciones antes detalladas.
Los embriones criopreservados pueden permanecer en este estado durante mucho tiempo (incluso años) y, hasta el momento, no se ha informado sobre daños o defectos congénitos en nacidos de una criopreservación prolongada.
Sin embargo, es deseable que la pareja que se embaraza durante el ciclo de FIV intente transferir los embriones congelados en un plazo no mayor a dos años. Si no lo logra inicialmente, podrán ser transferidos a partir de los dos meses posteriores al ciclo de FIV.
También se deben transferir los embriones antes de cumplir los 50 años, edad que recomienda SAMER.
La preparación para una transferencia de embriones congelados es un proceso sencillo que no requiere estimulación ovárica ni punción vaginal, dado que ya no es necesaria la obtención de óvulos. Se utiliza medicación hormonal por vía oral/ vaginal para generar un endometrio receptivo.
Al inicio del periodo menstrual, la paciente comienza a tomar la medicación indicada y concurre para realizar una ecografía transvaginal. En este caso se evalúa el grosor del endometrio (tejido que tapiza la cavidad uterina y que es el sitio de implantación embrionaria). Si no presenta ningún inconveniente, el ciclo continuará según indicación médica.
Durante el control ecográfico se evalúa el grosor y aspecto endometrial. Una vez logrado el objetivo endometrial se indicará el comienzo de la aplicación de progesterona (habitualmente por vía vaginal) para realizar la transferencia entre 2 a 5 días después.
En general, se realiza el descongelamiento de los embriones la misma mañana del procedimiento. La tasa de recuperación de los embriones criopreservados (vitrificados) es alta (más del 90% de los embriones continua su desarrollo in vitro).
La vitrificación es una técnica de laboratorio que permite congelar óvulos sin producirles prácticamente ningún daño, lo que permitirá utilizarlos en el futuro para fertilizarlos e intentar así lograr un embarazo.
La criopreservación permite también la congelación y almacenamiento de espermatozoides con fines reproductivos, para ser usados en forma diferida.
Su eficacia y seguridad están respaldadas por abundante literatura científica y los resultados en tratamientos de reproducción asistida son similares a los que se obtienen con espermatozoides frescos.
