Preguntas frecuentes
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Los días fértiles son, en general, el de la ovulación y los dos o tres días previos. Sin embargo, para conocer estas fechas, se tiene que considerar la longitud del ciclo de cada mujer. En general, la segunda mitad (luego de la ovulación) dura unos 14 días, por lo que si una mujer que menstrúa cada 28 días, suele ovular el día 14. Pero hay mujeres que menstrúan cada 25 días y ovulan el 11 o 12 del ciclo, y otras que lo hacen cada 34 días y ovulan un día 20.
El moco aparece dos o tres días antes de la ovulación, pero la fecha puede variar según el ciclo de cada mujer. Se caracteriza por ser transparente (como una “clara de huevo”) y filante (no se corta al estirarlo entre dos dedos). Esta etapa es sumamente fértil y debe aprovecharse para programar las relaciones sexuales.
Se recomienda realizar un control ginecológico de rutina (fundamental para asegurar la salud reproductiva).
También se solicitan análisis generales y específicos preconcepcionales, dentro de los que se incluyen la serología completa - Hiv, hepatitis, VDRL, CMV, toxoplasmosis, rubéola, grupo y factor (si la detección de rubéola da negativa se debe aplicar la vacuna como mínimo 2 meses antes de iniciar la búsqueda) y evaluación tiroidea - TSH.
Es importante comenzar a tomar ácido fólico aproximadamente 2 meses antes de quedar embarazada.
El ácido fólico es una vitamina fundamental para prevenir algunas malformaciones neurológicas y se debe tomar hasta cumplir las 10 semanas de embarazo. Por esto, si una mujer no queda embarazada rápidamente, debe continuar tomando el ácido fólico ya que éste no tiene ninguna toxicidad y las reservas en el organismo son escasas.
No, es falso. Mientras se toman las pastillas, los ovarios “descansan”. Cuando se suspenden, el ovario retoma la misma función reproductiva que tenía antes de comenzar a tomarlas.
La consulta al especialista se recomienda cuando la pareja no ha logrado concebir el embarazo luego de intentarlo durante 12 meses. Se considera así debido a que la fertilidad mensual es del 20%, esto significa que, por lo general, el 70 % de las parejas logran el embarazo alrededor de los 6 meses de búsqueda. De todas formas, es importante considerar la edad del hombre, pero principalmente la de la mujer. A partir de los 35 años es mejor no esperar más de 6 meses para consultar.
En la mujer, las fallas ovulatorias y los factores tubáricos (obstrucciones en trompas, adherencias y endometriosis). En el hombre, la alteración en la cantidad o calidad de los espermatozoides, la falta de ellos y la obstrucción en la vía seminal. Algunos de los motivos son: varicocele (várices en los testículos), causas congénitas, infecciosas, hormonales o quirúrgicas.
En todos los casos lo ideal es consultar juntos para poder así sacarse todas las dudas que tengan ambos. La relación de la pareja es fundamental para lograr un buen tratamiento.
En una primera instancia, a la mujer se le realizan estudios sobre su ciclo para determinar si ovula correctamente; se hacen análisis de sangre para estudiar sus hormonas; ecografías que permiten observar las condiciones en las que se encuentra el útero; estudios de la permeabilidad de las trompas y del moco del cuello para ver si es apto. En una segunda instancia, si no se encontraron causas concretas o si algún estudio mostró alguna alteración en la pelvis, se puede realizar una laparoscopía ya que existen patologías, como la endometriosis, que sólo se ven a través de este sistema.
A los hombres, se le realiza una buena historia clínica para buscar e investigar todas las causas que pueden afectar su fertilidad. Esto incluye una detallada exploración física para analizar testículos, epidídimos, deferentes, caracteres sexuales y presencia de varicocele. En la primera visita, se solicita un estudio del semen (espermograma) y otro para determinar las hormonas masculinas que influyen en la producción de espermatozoides. En muchos casos, luego de todos estos estudios, se puede asentar un diagnóstico. Sin embargo, según los resultados de esta valoración inicial, en ocasiones, pueden ser necesarios otros estudios.
En general, no debe tomarse ningún medicamento, excepto los que el médico indique.
Los principales son la hiperestimulación ovárica y el embarazo múltiple. En la estimulación farmacológica se busca tener varios óvulos pero se intenta limitar el número, aunque ésta es una línea difícil de controlar. Con el objetivo de evitar la hiperestimulación, se toman diversas medidas de precaución, como congelar óvulos fecundados y no transferirlos en el mismo ciclo o recomendarle reposo a la paciente.
En la FIV, el embarazo múltiple está limitado por la cantidad de embriones que se transfieren. En el caso de la inseminación es más difícil, ya que no se tiene la certeza de cuántos óvulos se han fertilizado, por lo cual hay que tener mucho cuidado o directamente cancelar el ciclo.
También puede existir algún riesgo de torsión ovárica, porque en las estimulaciones los ovarios se agrandan y esto los hace más proclives a una torsión.Por último, como en cualquier intervención quirúrgica, hay riesgo de infección cuando se punza por la vagina para sacar los óvulos. Esto sucede en menos del 1% de los casos y se previene con antibióticos.
La edad ideal es antes de los 35 años, pero en la sociedad en la que vivimos es bastante difícil pretender esto. Por este motivo, luego de los 40 años se asesora a la pareja, sobre todo a la mujer, porque por su edad existe riesgo genético. La edad reproductiva según la OMS es entre los 15 y los 44 años, pero a partir de los 35 años, la fertilidad va gradualmente declinando.
Los tratamientos costosos son los de alta complejidad, porque se utilizan muchos insumos y tecnología, y además, involucran una importante cantidad de personal (equipo médico, biólogos, instrumentadora, anestesiólogo, cardiólogo, personal administrativo, entre otros).
Varía según la edad de los pacientes y la patología de base. En los tratamientos de alta complejidad la tasa aproximada es del 40%, pero se puede afirmar que, en general, es del 30%. Es un número alentador si se tiene en cuenta que la tasa del embarazo natural es del 20%.
No. Pensar esto es tan incorrecto como creer que una mujer que toma anticonceptivos y, por lo tanto, no ovula, “ahorra” óvulos. La mujer tiene su mayor cantidad de óvulos al nacer y, a partir de ese momento, los empieza a perder por un proceso llamado “atresia” que está determinado genéticamente. De acuerdo al número inicial de folículos que tiene y al ritmo con el cual los va eliminando, se determinará el momento de su menopausia.
Existen evidencias científicas que demuestran que el reposo posterior a una transferencia embrionaria no mejora la probabilidad de lograr el embarazo en ese ciclo. Sin embargo, se recomienda al menos 24 horas de reposo ya que, luego de una intensa estimulación ovárica y el procedimiento de punción, se siente distensión y molestias abdominales, los ovarios están agrandados y duelen.
De ninguna manera. Los embriones, al ser transferidos al útero, permanecen “flotando” en una secreción mucosa abundante que se produce por acción de la progesterona, luego de la ovulación. Se implantarán, o no, durante los 3 o 4 días siguientes a la transferencia, independientemente de la posición del útero o de la mujer.
La endometriosis es un trastorno frecuente que afecta a mujeres en edad fértil. Se produce cuando el endometrio, tejido que tapiza el interior del útero, crece fuera de éste, por lo general dentro de la cavidad pelviana. Puede aparecer en forma de implantes de diferente tamaño o formar quistes en los ovarios y se asocia con diferentes grados de adherencias del aparato reproductivo. Según el grado de extensión de la enfermedad, la clasificación va desde el estadío I (el más leve) hasta el IV (el más severo).
Esto se da cuando no se logra encontrar un diagnóstico determinado, y le pasa, en general, al 10 % de las parejas. Para poder decir que no existe una causa aparente de infertilidad, se debe haber estudiado meticulosamente a cada uno de los miembros de la pareja (y haber realizado una laparoscopía a la mujer para descartar endometriosis). Los tratamientos que se realizan en estos casos, tienen un resultado positivo de más del 40%.
El aborto es muy frecuente por lo tanto, recién se puede considerar recurrente cuando se abortó tres veces consecutivas y no se logró un embarazo a término. Puede deberse a causas genéticas del embrión, de los padres u otras alteraciones como las malformaciones del útero, alteraciones de la coagulación de la sangre y, a veces, problemas hormonales.
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