Durante un ciclo ovulatorio natural, generalmente solo un óvulo tiene la oportunidad de ser fecundado. Muchos de esos óvulos pueden tener anomalías genéticas que impidan su fertilización o desarrollo adecuado (la frecuencia de alteraciones cromosómicas en los óvulos aumenta con la edad de la mujer, siendo de un 35-40% en mujeres de 35 años, y más de un 70% en mujeres de más de 40 años).
El objetivo de la estimulación de la ovulación es reclutar un mayor número de óvulos de ambos ovarios para disponer de un alto número de ellos para ser fertilizados. Sin embargo, el hecho de que un óvulo sea fertilizado no asegura que continúe su desarrollo como pre-embrión ni que se implante en el endometrio materno.
Entre el primer y tercer día de menstruación la paciente realiza la estimulación ovárica mediante la aplicación diaria de inyecciones (cuya duración es de 10-12 días aproximadamente). Durante este proceso se puede producir alguna molestia, especialmente sensación de peso e hinchazón de la pelvis, cambios anímicos, turgencia mamaria y, en casos raros, nauseas, mareos o cefaleas.
Durante el período de estimulación, se realizan una serie de ecografías transvaginales (monitoreo ovulatorio) para evaluar el crecimiento y desarrollo de los folículos, y puede ser necesaria alguna extracción de sangre para dosaje hormonal.